Los productos que adquirimos suelen tener múltiples capas de envases y embalajes (EyE), pudiendo ser muy distintos unos de otros; entre plásticos, cartones, papeles, etc. Por otro lado, la función del empaque es amplia: proteger el producto, comunicar, facilitar el transporte e incluso para el caso de los alimentos, permite que se aprovechen hasta la última gota. Sin embargo, muchas veces la cantidad de materiales utilizados no son necesarios para cumplir dichas funciones, además al estar mezclados o no rotulados, dificultan que puedan ser reciclados. Esta ruta de decisiones hace que; en muchos casos, todo este material valioso y que le costó al planeta varios años producirlo, termine en la basura.
Es cierto que existen productos que requieren de un envase que los proteja de forma tal que no se estropeen o deterioren, ya que si no tuvieran EyE podría ser menos sustentable por el riesgo a que el producto se pierda en su totalidad. Por lo tanto, el rediseño puede optimizar la cantidad y tipo de materiales, manteniendo la funcionalidad. Con nuestra experiencia en proyectos de rediseño de envases; hemos logrado definir indicadores de eficiencia, materialidad y reciclabilidad, además hemos construido prototipos para prevenir el uso innecesario de materiales que mejoran su desempeño ambiental, evitando la necesidad de procesos recurrentes para su elaboración, evitar el uso de pegamento, y hacerlos en solo una pieza, lo que facilita enormemente su reciclabilidad.
Si bien no es un ecodiseño propiamente tal (ya que no cuenta con un análisis de ciclo de vida), podría ser el primer paso para realizar cambios en los productos que se comercializan y que posteriormente adquirimos.
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